Pensemos qué queremos ser

Hay cierto consenso en torno a la idea de que la sociedad, que se va adaptando a esta nueva situación improvisadamente y con el curso de lo que acontece, no será la misma una vez superemos la emergencia sanitaria. La crisis actual y la que está por llegar cambiarán la manera en la que nos organizaremos en el futuro, decidamos, cuidemos, trabajemos, aprendamos y enseñemos, nos relacionemos, o produzcamos. Dos filósofas españolas de extraordinaria lucidez, Adela Cortina y Victoria Camps, lo resumen en pocas palabras: “habrá un antes y un después” (Cortina) y “nada debería ser igual” (Camps).

La sociedad cambiará tras esta crisis (está cambiando ya, aunque los cambios sociales son de larga data). Pero no lo hará sola. Que lo haga radicalmente (de raíz) o solo con pequeñas variaciones dependerá del modo en que seamos capaces de pensar, colectivamente, qué queremos ser. Para ello, necesitaremos todo el capital ético de cada uno/a de nosotros/as (Cortina). Necesitaremos ejercer nuestra libertad para pensar, y nuestra capacidad de decidir cómo queremos que sea la manera en la que convivimos en nuestras sociedades y estamos en el mundo.

Es tiempo de pensar colectiva e individualmente qué queremos cambiar, qué queremos que permanezca, cómo ordenamos prioridades.

Para ese futuro hemos de recordar lo que ahora encontramos inestimable: el conocimiento y la ciencia, el valor de los cuidados, la protección de lo común, los afectos, la salud (de cuerpo y mente). Cuando vengan otras crisis que pongan al límite las costuras de nuestra sociedad, que nos encuentren más sabios/as y conscientes de que, en muchos lugares del planeta, cada día millones de personas son más frágiles de lo que hoy somos nosotros. Que los retos globales no conocen fronteras. Que nuestra fortaleza es sumar. Que solos/as somos vulnerables. Como todos/as los demás. Como el resto de la humanidad de la que formamos parte.

Es tiempo de pensar qué queremos ser.

María Solanas

Directora de Programas del Real Instituto Elcano

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