Hoy se cumplen treinta años de la World Wide Web. Hace tres décadas, la gente se levantaba por la mañana, iba a trabajar, llevaba a sus hijos al colegio, cuidaba a sus padres y vivía una existencia perfectamente normal sin conectarse (y sin tener la necesidad de hacerlo) con desconocidos ubicados a kilómetros de distancia. Hace treinta años, nosotros no éramos ni un proyecto de existencia.
Hoy, lo que entonces comenzó a ser el futuro, es un presente bastante corriente. Hay generaciones, definidas por letras del abecedario, que no saben qué es vivir sin un periódico digital, una red social o una fotografía online.
Del futuro se habla constantemente: qué hipótesis científica nos descifrará los misterios de la naturaleza, qué tecnología será la que ¿mejore? este año nuestra calidad de vida, qué cambios políticos y económicos nos harán replantearnos el modelo social en el que vivimos…
¿Qué presente será el de nuestros hijos, dentro de treinta años, que les hará mirar al 12 de marzo de 2019 y sonreír con nostalgia?
Y hablando de nostalgia, ¿saben que ocurrió exactamente hace cien años, en el madrileño barrio de Tetuán? Nacía don Miguel Gila Cuesta. De haberlo hecho hoy, tal vez al enemigo le hubiésemos enviado un whatsapp…
Que tengan un buen martes.
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