Cuando pensamos en que la Inteligencia Artificial puede acabar haciendo del mundo una fábrica de replicantes como los “malos” de Blade Runner, pocas veces imaginamos a humanoides como TEO.

TEO es un robot creado para facilitarnos la vida, no para dominarnos, y su última tarea está destinada a ayudar a las más de 13.000 personas que utilizan el lenguaje de signos en España. Él mismo, con ayuda de Jennifer J. Gago Muñoz y Juan G. Victores, del Laboratorio de Robótica de la Universidad Carlos III, explica qué supone para una máquina aprender a comunicarse como un ser humano.

Y de referencias pop va el día. Decía el cuento que “cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, y efectivamente, los dinosaurios (los extintos, esos que se están imaginando) siempre han estado con nosotros. Hace unos días, los medios se hicieron eco de un par de artículos científicos que parecía que declaraban que su desaparición había tenido poco que ver con un asteroide y mucho con un volcán.

Manuel Peinado, profesor de Ciencias de la Vida en la Universidad de Alcalá de Henares, aclara que el descubrimiento no es tan novedoso como parece y que tal vez no sea blanco o negro, volcán o meteorito, sino un fenómeno natural que abarca una amplia escala de grises.

Tanto los dinosaurios, en su momento, como los robots o los seres humanos buscan un lugar en el mundo. Para trabajar, para reunirse, para pasar el rato… Cristina Mateo Rebollo, de IE University, descifra las claves de los llamados “terceros espacios”, sitios que son mucho más que una cafetería moderna desde la que conectarnos a un mundo virtual.

Que tengan un buen jueves.