Nota del Director del Personal de Misión: El reverendo David Copley

“Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos, bautícenlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20) (Biblia del Peregrino).

Como cristianos, estamos llamados a participar en la misión de Dios. Hacemos esto ya que hemos sido llamados por el Espíritu Santo, pero la “Gran comisión”, que se encuentra al final del Evangelio de Mateo, es considerada por muchos como el texto básico del cual se extrae una comprensión de la misión.

Mientras que a muchos episcopales les resulta fácil participar en la misión a través de actividades sociales, muchos de ellos no creen que participación activamente en la Gran Comisión o en la evangelización. Y, sin embargo, yo defendería que todos somos evangelizadores. Todos compartimos la Buena Nueva a medida que compartimos nuestra fe, y lo hacemos de muchas maneras diferentes: mediante la predicación, mediante nuestras historias, escuchando las historias de otros, o ayudando a construir una escuela. La evangelización tiene muchas formas. Como dijo san Francisco: “Predique siempre el Evangelio, y cuando sea necesario utilicen palabras."

Hay un fuerte elemento encarnacional en la teología episcopal: todos hemos sido creados a imagen de Dios, y Dios quiere tener una presencia activa dentro de cada uno de nosotros. Si creemos en esta presencia encarnacional, entonces, cuando nos relacionamos con personas de diferentes orígenes y culturas de una manera significativa, también tenemos la oportunidad de encontrar la presencia de Dios. Cuando compartimos nuestras experiencias de fe, crecemos en nuestra propia comprensión de Dios y experimentamos esa presencia única de Dios en el otro. Como cristianos, cuando estamos activamente comprometidos en la misión, ya sea nacional o global, estamos a la vez evangelizando y siendo evangelizados.

Max Warren, Secretario General de la Sociedad Misionera de la Iglesia (1942-1963), dijo la famosa frase: “Nuestra primera tarea al acercarnos a otra gente, cultura, religión, es la de quitarnos los zapatos, porque el lugar al que nos estamos acercando es santo. De lo contario podríamos encontrarnos pisando los sueños de los hombres. Más grave aún, podríamos olvidarnos de que Dios estaba allí antes de nuestra llegada”. 

A medida que continuamos participando en la misión de Dios ruego que todos seamos capaces de mantener nuestros ojos y oídos abiertos tanto al recibir y compartir la Buena Nueva del Reino de Dios, como cuando desarrollamos y cultivamos nuevas relaciones con otras partes del cuerpo de Cristo.

Bendiciones,

David

** La foto en la esquina superior, a la derecha de la columna de David, presenta a los participantes en la orientación misionera de junio 2011. Usted puede aprender más sobre ellos en “Conozca a nuestros nuevos misioneros” en la sección de abajo.

La Iglesia Episcopal de Sudán: Una iglesia, dos Naciones

Larry Duffee, un misionero de la diócesis de Virginia, reflexiona sobre la relación y colaboración con la Iglesia Episcopal de Sudán y las nuevas realidades  después de la independencia.

La Iglesia Episcopal de Sudán (ECS) tiene aproximadamente 4 millones de miembros y es una de los mayores proveedores de servicios sociales en toda la gran región que ahora incluye a Sudán y la nueva República de Sudán del Sur. La iglesia (ECS) opera cientos de escuelas, muchas clínicas y un hospital. La iglesia perforó pozos para proporcionar agua limpia y ofrece una educación y formación en temas de agricultura, salud, alfabetización, agua y saneamiento.

El pueblo de Sudán, que vive en una de las áreas menos desarrolladas del planeta, ha disfrutado durante años de la colaboración entre la iglesia (ECS) y los miembros de la Comunión Anglicana. Mientras que el pueblo de Sudán ha recibido bienes materiales y formación de occidente, los miembros de la Comunión Anglicana han disfrutado de las bendiciones de estar en sociedad con gente fuerte en su fe y en la que se manifiesta grandemente el poder del Espíritu Santo. Durante una reciente visita a casa, alguien me preguntó si una parte de mi ministerio era enseñar la fe a la gente de Sudán. Respondí: “No, el pueblo de Sudán me está enseñando la fe a mi”.

La iglesia (ECS) se enfrenta a muchos desafíos en el nuevo entorno de funcionar dentro de los dos países. La diócesis de ECS ubicada en la República del Sudán, el norte de Sudán, se enfrenta a importantes problemas de seguridad en las políticamente inestables regiones fronterizas del país. Las iglesias el personal del norte de ECS ya han experimentado hostigamiento y confiscación de bienes. La iglesia (ECS) en la nueva nación del sur de Sudán se enfrenta a enormes desafíos para funcionar en un país sin infraestructura y estabilidad. Aunque increíblemente bendecido con recursos humanos y naturales, el sur de Sudán, todavía está saliendo de casi medio siglo de guerra civil, debe luchar para crear una nueva nación de las cenizas de la destrucción.

Ahora que finalmente ha llegado la paz, la iglesia (ECS) necesitará más que nunca la ayuda y el apoyo de sus socios de Occidente. El sur de Sudán es una nación donde sólo uno de cada cincuenta niños va a la escuela, y donde las estadísticas sobre la pobreza, la salud, la mortandad de bebés y madres son entre las peores de la tierra. Sin embargo, también hay oportunidades: el funcionar en el sur de Sudán será más fácil con la presencia de la paz y la ausencia de las sanciones de EE.UU. De muchas maneras puede la gente asociarse con la iglesia (ECS). Las necesidades de la población de Sudán son muchas; necesitan recursos económicos y humanos cuando comienzan a crear una nueva nación y necesitan nuestras oraciones.

Mi ministerio, para tratar de ayudar a la iglesia (ECS) establecer sistemas de contabilidad, finanzas y administración, está motivado en gran parte por mi comprensión de la vital función que la iglesia (ECS) ejerce en las comunidades que sirve. Quiero ayudar a la ECS hacer un mejor uso de los recursos financieros de que dispone para que pueda servir a más gente. También es importante que la iglesia (ECS) rinda cuentas a sus socios de todo el mundo para demostrar que es un buena administradora de los recursos confiados a ella, lo cual es el sello de todo compañerismo.

¡Me siento increíblemente bendecido de vivir con el pueblo de Sudán!

Larry también escribió un relato sobre las celebraciones del Día de la Independencia, que fue presentado el 12 de julio en Amigos Americanos de la Iglesia Episcopal de Sudán (AFRECS). Puede leerlo aquí.