Parece mentira, pero a estas alturas todavía hay quien cree en una conspiración secreta para rociarnos desde el aire con productos químicos por razones ocultas. La explicación científica de esas estelas blancas que surcan los cielos azules la desgrana con sencillez Enrique Sánchez, profesor de Física de la Tierra de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Pero la explicación más sencilla, que suele ser la acertada, no convence a algunas personas a las que se supone cierta formación y conocimiento del mundo que nos rodea. Como los antivacunas, como quienes defienden la homeopatía o están convencidos de la existencia de la hipersensibilidad electromagnética. Personas inteligentes que creen en supersticiones, que ponen la superchería por delante de la evidencia científica.

Si, a pesar de los esfuerzos de la divulgación científica, esto sigue siendo así, es que probablemente algo se está haciendo mal. Quizá sea el momento de repensar la manera de afrontarlo con una estrategia que no termine con los crédulos atrincherados en su túnel de eco.

Salud,