Conociendo la Verdad
Un día del año pasado, me encontraba en un taxi en Tunisia, conversando con el taxista acerca de los cambios que se estaban dando en el país y región. La conversación progresó de manera natural y el taxista preguntó a qué me dedico. Expliqué mi trabajo y conversamos acerca del desarrollo y la transformación, y el chofer mencionó que le había sorprendido cuántos cristianos habían respondido a la emergencia que se había dado en la frontera con Libia cuando empezaban a entrar cantidades de refugiados. Esto nos llevó a conversar acerca de la fe y el cristianismo, y poco a poco a identificar las diferencias entre el cristianismo e islam. Como suele suceder en conversaciones como estas, hablamos acerca de si realmente es posible que Dios sea humano y por qué es importante. Hablamos acerca de la cruz
– y si Jesús realmente murió y resucitó. Fue una conversación interesante y me agradó poder responder a las preguntas que planteaba este hombre. Al final de la conversación, expresó que estaba muy sorprendido ya que nunca había entendido el porqué de este pensamiento. Le hizo pensar y desear poder continuar la conversación.
Esta es una experiencia de muchas similares, y juntas me confirman que las personas están hambrientos por la verdad y desean tener la oportunidad de hablar acerca de Jesús. Quiero resaltar que yo realmente creo que el evangelio es la luz y verdad y que trae consigo la capacidad de abrir las corazones y mentes a Dios.
El poder del evangelio
¨Es el hombre crucificado que puede predicar acerca de la cruz. Tomás dijo ¨hasta ver las huellas de los clavos en sus manos… no creeré¨. Dr Parker, de Londres, sugiere que lo que dijo Tomás de Cristo es lo mismo que el mundo está diciendo acerca de la iglesia. Y el mundo también está diciendo a todo predicador: Si no veo la huella de los clavos en tus manos, no creeré. Y es la verdad. Es la persona que ha muerto con Cristo que podrá predicar la cruz de Cristo¨. (G. Campbell Morgan, Evangelism, p. 59-60)
Lo que sorprendió al taxista fue la rápida respuesta de los cristianos frente al sufrimiento causado por los problemas en la frontera con Libia. Esta clara muestra del amor enriqueció nuestra conversación. Es difícil compartir las buenas nuevas si no existen evidencias de ella. Es difícil compartir las buenas nuevas si no creemos en su poder para cambiar las vidas. Es difícil compartir las buenas nuevas sin amar y atender a las personas en nuestro entorno.
Estaba en la fila de check-in en el aeropuerto en Nairobi, conversando con una pareja japonesa que estaban de regreso a Tokio luego de sus vacaciones. Parecía que habían disfrutado de su tiempo. Me preguntaron qué hacía yo en Kenia, y les expliqué que había participado en una consulta teológica. Les interesó y quisieron saber de qué se trataba. Expliqué y el hombre se emocionó. Abrió su maleta y rebuscó hasta encontrar una Biblia para niños. Dijo que habían estado en contacto con muchos kenianos que habían compartido su fe y se habían interesado en saber más acerca del cristianismo y de Jesús. Para poder empezar con lo básico, se compraron una Biblia infantil. Conversamos más. Dos días más tarde, llegó el tsunami a Japón, y me pregunto qué habrá pasado con estos dos jóvenes.
Al reflexionar esta semana santa acerca de la cruz, les desafío a que permitan que la verdad poderosa de la cruz profundice en sus corazones y mentes para que la verdad y el mensaje que lo inspira puedan influenciar todo lo que hacemos y decimos. La autenticidad de estas Buenas Nuevas necesita expresarse con evidencias. Nuestro modo de responder a las necesidades que nos rodean, nuestra manera de buscar la justicia y ser compasivos, nuestra manera de andar en humildad con Dios. Si existen personas hambrientas por el amor y verdad de Jesús.
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