La población gitana sigue sufriendo discriminación y rechazo en toda Europa. En España también.
Aunque la inmensa mayoría de los 750.000 españoles gitanos está plenamente integrada, quedan grupos, principalmente en barriadas de grandes ciudades como Madrid y Barcelona, con problemas para acceder a los sistemas de protección social -educación, vivienda, empleo, salud y servicios sociales-.
El primero de ellos, la educación, es un factor clave para el progreso social.
Aunque los indicadores educativos han mejorado respecto a las generaciones anteriores, todavía queda mucho por recorrer para que el futuro académico de los jóvenes gitanos sea como el que le espera a cualquier otro joven.
Un dato demoledor: La tasa general de abandono escolar en España es de un 18’3% entre jóvenes entre 18 y 24 años. Entre los jóvenes gitanos ese porcentaje sube hasta un 64. Son casi 46 puntos de diferencia. Se dice pronto.
La socióloga Zenia Hellgren, investigadora Marie Curie en el grupo GRITIM de la Universitat Pompeu Fabra, nos presenta en la edición de este lunes de The Conversation España el proyecto Varekipen sobre el fracaso escolar de niños gitanos.
Frente a la idea extendida de que son las familias gitanas las que no se interesan por la educación de sus hijos, el trabajo de campo del equipo de Hellgren en cuatro barriadas de la provincia de Barcelona describe otros factores importantes, como la discriminación o la falta de recursos en el sistema educativo para adaptarlo a las diversas realidades sociales.
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