Nota del Director del Personal de Misión: el reverendo David Copley

Volver a lo básico 

A finales de febrero / principios de marzo, viajé a Sudán y Tanzania. Mientras estuve allí me reuní con misioneros, bauticé a bebés y tuve conversaciones con obispos. Cuando regresé, asistí a una conferencia misionera en Connecticut y hablé sobre el trabajo de nuestros misioneros y de cómo todos podemos participar en la misión de Dios.

En Sudán, me reuní con los misioneros enviados por la Iglesia Episcopal: Robin Denney, Bob y Karen North y Larry Duffee, todos ellos apoyados por sus parroquias y diócesis, así como por la Oficina del Personal de Misión. También conocí a tres misioneros enviados directamente por la Diócesis de Salisbury, Inglaterra: Trevor y Tina Stubbs y Rebecca Coleman.

En Tanzania, me reuní de nuevo con los misioneros de la Iglesia Episcopal: Magi Griffin, Sandy y Martín McCann, Ranjit y Johanna Mathews, Peter Prewandowski y Will Brooks, todos ellos son apoyados por sus parroquias, diócesis y por la Oficina del Personal de Misión. También me reuní con una delegación de la Diócesis de Virginia, una diócesis que regularmente apoya a misioneros a corto y medio plazo en Tanzania.

La conferencia sobre misión de la Diócesis de Connecticut, fue una celebración gloriosa de misión con historias sobre el apoyo del servicio de misión por parte de parroquias y diócesis, a corto y largo plazo.

El compromiso de la misión global de la Iglesia Episcopal está vivo y bien y prospera a través de los ministerios activos y dinámicos de las parroquias y diócesis y de la Oficina del Personal de Misión de la Iglesia Episcopal. En mis viajes alrededor del mundo veo una amplia gama de modelos de misiones que se expresan a través de relaciones de parroquia a parroquia, de parroquia a diócesis y de diócesis a diócesis. Cada vez más las agencias que envían a misioneros trabajan en colaboración con el Centro de la Iglesia y apoyan a las diócesis de toda la Comunión Anglicana a participar en la misión de Dios. Hay indicios fuertes y saludables de crecimiento en la misión global, y la iglesia trabaja en una multitud de niveles y en formas creativas e innovadoras.

En los últimos años ha habido muchas personas que han tocado antes de tiempo las campanas de muerte de la misión mundial de la iglesia, pero la misión mundial no está muerta. Prospera en formas que no nos hubiéramos imaginado hace 20 años.

Como resultado de los recortes presupuestarios y aumento de los costos, puede que no tengamos tantos misioneros a largo plazo designados por la Iglesia Episcopal, pero esto no debiera ser visto como la medida de la salud de la misión global. La misión y el ministerio están cambiando, no disminuyendo.

Hay personas que participan en experiencias misioneras en pequeñas aldeas rurales de Kenya. Hay parroquias que están desarrollando relaciones con las comunidades de Haití. Diócesis que están trabajando juntas en importantes proyectos de desarrollo. Misioneros que son patrocinados por parroquias y diócesis. Grupos que desarrollan fuertes relaciones de compañerismo con parroquias, diócesis y provincias. La misión global de la Iglesia Episcopal es, probablemente, más profunda y más amplia de lo que nunca haya sido.

Nuestro desafío a medida que avanzamos es continuar creciendo en nuestra comprensión de cómo cultivar relaciones saludables. Tenemos que seguir abandonando relaciones paternalistas y dependientes y avanzar hacia relaciones de interdependencia.

Además, a medida que abrazamos la riqueza de la diversidad dentro de la Iglesia Episcopal y la Comunión Anglicana, tenemos que trabajar juntos para compartir, conectar, relacionar, coordinar y aprender de nuestros propios retos y éxitos y de los de nuestros vecinos. Las redes y el intercambio son el próximo desafío para la misión, ya que vemos una descentralización de las estructuras dentro de la Iglesia Episcopal.

En el año que viene, a través del ministerio de Elizabeth Boe, nuestra nueva Oficial de Red Global, esperamos empezar a planificar la actividad de la misión global en la cual todos estamos comprometidos para que podamos coordinarnos mejor entre nosotros y compartir nuestras mutuas experiencias y entendimientos.

La conferencia misionera de Todo el mundo, por todas partes el 2011 de octubre nos dará una oportunidad para la creación de redes y aprendizaje cuando escuchemos a los oradores principales y participemos en los talleres. La Red de la Misión Global Episcopal (GEMN), en colaboración con la Iglesia Episcopal, ofrece una conferencia en mayo para los interesados en oportunidades de misión a medio plazo. También estamos trabajando en estrecha colaboración con la Iglesia de Inglaterra y buscando la manera de fortalecer nuestras relaciones con quienes se dedican a la misión global de la Iglesia de Inglaterra. Mientras tanto, la oficina de Compañerismo Mundial ha puesto en marcha una página en Facebook y un blog para facilitar las conversaciones en curso en toda la comunidad misionera.

Mi oración por la Misión Global de la Iglesia Episcopal es que mejoremos entre nosotros nuestra red y continuemos aprendiendo, estudiando y orando sobre cómo podemos ser participantes más sensibles en la misión de Dios en todo el mundo.

Bendiciones,

David

Una reflexión de Christen Mills, nuestra misionera en Japón

Este verano, cuando me subí a un avión con rumbo a Nagoya, Japón, no tenía ni idea de lo que me esperaba. Por supuesto que había un entendimiento básico de lo que serían mis responsabilidades de trabajo y había visto fotos del edificio donde iba a vivir, pero para alguien a quien no le gusta el cambio, daba la sensación de que iba a ciegas a este año de trabajo. Lo que encontré una vez que el avión aterrizó fue una hermosa comunidad que me acogió con los brazos abiertos. Estoy muy agradecida de que haya podido llamar a Nagoya mi casa durante los últimos ocho meses. Tengo muchas tareas en Nagoya, pero mi papel principal aquí es el de apoyar y participar siempre en las actividades del Centro de la Juventud de Nagoya, un centro comunitario enfocado en la educación que se asocia con la Iglesia Anglicana Nippon Sei Ko Kai de Japón. Cada semana juego con los niños de 2 y 3 años de edad en una guardería cristiana, enseño diversas clases de inglés, hago trabajo voluntario en un centro de servicio de día para los sin hogar y enseño inglés a niños filipinos. También actúo como líder durante las actividades de fin de semana para niños y campamentos de verano de día que ofrece el centro. El centro tiene un papel muy importante en la comunidad. No solamente es un lugar seguro donde los niños pueden venir y aprender, sino que también sirve como modelo de comunidad cristiana en un país donde el cristianismo es una religión minoritaria.

El 11 de marzo un gran terremoto y tsunami devastaron el noreste de Japón. Pudimos sentir el terremoto en Nagoya, pero aquí no hubo daños. Después, durante unos días, todo el mundo en Nagoya estaba ansioso a medida que las noticias sobre los daños causados y los problemas de radiación continuaban desarrollándose y la gente todavía esperaba tener noticias de los amigos y seres queridos. Ahora parece que las cosas se han calmado y la iglesia de Nagoya está empezando a responder al desastre. La Diócesis Anglicana de Chubu ha enviado gente y suministros a Sendai para averiguar cómo la iglesia de Nagoya puede ayudar mejor. Mientras tanto, la vida continúa como lo ha hecho durante los últimos ocho meses en Nagoya. La iglesia aquí continúa rezando por todos los afectados por el desastre y seguirá apoyando al pueblo del norte de Japón, a medida que nos enteramos de cuales son sus mayores necesidades.

De lo que más me gusta de Japón es la gente. La comunidad del Centro de la Juventud de Nagoya me ha dado la bienvenida y apoyado a lo largo de los últimos ocho meses y sé que van a estar listos y dispuestos a ayudar en todo lo que puedan. Por favor, sigan rezando por Japón ya que los problemas nucleares aún no se han resuelto. Va a ser un largo camino de recuperación para Japón. Por favor, también recen por los niños. Si es duro para cualquier persona comprender la magnitud de la tragedia reciente, va a ser especialmente difícil para los niños.

¡No puedo creer que haya estado en Nagoya durante ocho meses! La fecha de mi vuelo de regreso se acerca. Espero con impaciencia para ver las aventuras que me esperan en los próximos cuatro meses. Seguro que el terremoto de marzo afectará mi ministerio aquí en Nagoya, pero tomará cierto tiempo antes de que sepa cómo. Sin embargo una cosa es cierta, la gente que he conocido en Japón se ha convertido en una parte de mi vida y seguirá siendo una parte de mi vida mucho tiempo después de que regrese a casa.

Para leer más sobre el ministerio de Christen, por favor visite su blog.

** Steven Hart misionero del Cuerpo de Servicio de Jóvenes Adultos (YASC), de la Diócesis de Kentucky, estuvo sirviendo en el Instituto Rural Asiático (ARI) en Japón cuando ocurrió el terremoto del 11 de marzo. Debido a que ARI está muy cerca (aproximadamente 56 millas) de la central nuclear de Fukushima, Steven y sus colaboradores fueron evacuados. Steven ha regresado a Estados Unidos, pero espera volver al ARI. Por favor, manténgale a él y a todo el mundo de ARI en sus oraciones. Para leer más sobre el ministerio de Steven, por favor visite su blog.