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Muerte al mensajero
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La crisis provocada por la pandemia de la enfermedad COVID19 reescribe estas semanas la historia de la Humanidad. Pasarán décadas hasta que podamos tener un análisis más o menos objetivo sobre todo lo que está aconteciendo. Cuando llegue ese momento, habrá quien nos juzgue también a quienes comunicamos ciencia, desde las instituciones, las redes sociales personales o los medios de comunicación. Probablemente en las tesis doctorales de 2040 alguien se pregunte si los programas de promoción de la cultura científica que vienen desarrollando instituciones como la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, las Universidades y los centros de investigación desde sus Unidades de
Cultura Científica supieron o no preparar a la ciudadanía para digerir la
sobredosis informativa de estas semanas. Se preguntarán si las personas que divulgan ciencia desde sus perfiles personales supieron hacerlo con la dosis suficiente de humildad para renunciar a la marca personal y al ego. Y a los periodistas científicos ¿qué les preguntarán los comunicólogos del futuro?
Independientemente de su etiqueta, todo periodismo cumple con una misión irrenunciable: la de ejercer el contrapoder necesario para garantizar la salud democrática. Quienes ejercen el periodismo tienen la obligación de cuestionar la realidad, preguntarse por ella y explicarla. Por eso, la polémica suscitada en torno al filtrado de preguntas por parte de la Secretaría de Estado de Comunicación ha desatado la crítica de las organizaciones
profesionales, incluida la de
la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC). Sin preguntas no hay periodismo y sin periodismo no hay democracia. El silogismo encierra, a pesar de su simpleza, una compleja realidad que exige de nuevo la serenidad del análisis, pero también la firmeza en la respuesta.
Las ruedas de prensa de la crisis de la COVID19 necesitan la mirada de quienes ejercen el periodismo científico. Sin sus preguntas corremos el riesgo de que el debate partidista o, aún peor, la información anecdótica de sus sucesos por imprudencias ciudadanas monopolicen el debate público. No sabemos si la rectificación del Gobierno que desde el lunes permitirá las preguntas por videoconferencia priorizando a la prensa política relegará o
no a la prensa científica del debate de la actualidad. Cuando llegue el momento de todos esos análisis futuros, las ciencias sociales nos dirán qué hemos hecho bien y qué
hemos hecho mal. Esperemos que para entonces, la crisis económica no haya matado literalmente al mensajero.
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Elena Lázaro
Presidenta de la Asociación Española de Comunicación Científica
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En portada
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Muertes diarias de COVID-19 en el mundo y en los principales países, de enero a marzo de 2020.
Wikimedia Commons / Chris55
Norman Fenton, Queen Mary University of London; Magda Osman, Queen Mary University of London; Martin Neil, Queen Mary University of London; Scott McLachlan, Queen Mary University of London
Necesitamos actualizar los modelos sobre las tasas de mortalidad o introducir pruebas verdaderamente aleatorias para entender el verdadero impacto del coronavirus.
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Videoconferencia de los líderes de la UE sobre COVID-19 el 26 de marzo de 2020.
Unión Europea
María Ángeles Cadarso, Universidad de Castilla-La Mancha; Ángela García-Alaminos; Fabio Monsalve Serrano, Universidad de Castilla-La Mancha; Jorge Enrique Zafrilla Rodríguez, Universidad de Castilla-La Mancha
En medio de la mayor pandemia de la historia reciente, y con dos miembros de la UE, Italia y España, gravemente afectados por la crisis, parece que la solidaridad europea no se entiende en todas partes por igual.
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Zorro Stock Images / Shutterstock
Enric Casulleras Ambrós, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya
La crisis del coronavirus ha puesto en evidencia las malas decisiones económicas de Europa, que darán poco margen de maniobra para ayudar a la recuperación.
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shutterstock.
Rawf8 / Shutterstock
Antonio Arroyo Gil, Universidad Autónoma de Madrid
Esta pandemia no solo pone en riesgo la salud del cuerpo humano, sino también la del cuerpo político y social democrático.
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Casper1774 Studio / Shutterstock
Ramón Ortega Lozano, Universidad Nebrija
Aunque solemos vivir confiados en que nada nos pase, nos hacemos conscientes de nuestra vulnerabilidad en tres momentos: la niñez, la vejez y cuando sobreviene una enfermedad.
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Jane Rix / Shutterstock
Levi Pérez Carcedo, Universidad de Oviedo; Plácido Rodríguez Guerrero, Universidad de Oviedo
La expansión del coronavirus ha provocado una reacción en cadena entre las grandes citas deportivas. Se han cancelado muchos eventos, y eso puede provocar una debacle económica para sus organizadores.
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El triunfo de la Muerte, óleo de Pieter Brueghel el Viejo.
Wikimedia Commons / Museo del Prado
Pedro Martínez García, Universidad Rey Juan Carlos
Peste es la palabra latina para "epidemia": la que asoló Europa en la Edad Media tuvo puntos en común con la actual. Hubo cuarentenas que dificultaron el comercio y consecuencias económicas duraderas.
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