Todas las grandes epidemias a lo largo de la historia han tenido consecuencias devastadoras. No obstante, algunas de ellas han producido cambios socioeconómicos que han resultado beneficiosos para la humanidad.

En esta situación de incertidumbre ya no cabe lamentarse de lo que se podría haber hecho, sino prepararnos para vivir el mañana de otra manera.

Este enorme impacto emocional nos está haciendo ver que el ser humano es vulnerable y dependiente, que sentimos miedo y angustia. También estamos aprendiendo que la sociedad, además de protección y bienestar, es la que debe proporcionar los referentes necesarios para aprender a vivir de otra manera, con nuevos valores.

Estos días estamos comprendiendo quiénes son estos referentes, quiénes deben seguir siéndolo en el futuro. Habrá que encontrar un nuevo sentido a la vida, aprender de la experiencia, buscar una nueva conciencia colectiva en una sociedad más solidaria, basada en principios más éticos.

Volviendo la vista atrás, podemos comprobar que los pilares básicos sobre los que las grandes civilizaciones se han levantado son la ciencia y el humanismo. A partir de ese conocimiento y del esfuerzo por conservarlo, esas civilizaciones pudieron construir un bagaje científico y cultural que otras posteriores utilizaron.

Aprendamos de ello.

Salud,