Como cada 22 de mayo desde 2001, este miércoles se celebra el Día Internacional de la Diversidad Biológica. La jornada, instaurada por la Organización de las Naciones Unidas, tiene como objetivo concienciar a la sociedad sobre el valor que la riqueza natural representa para el planeta, incluido el hombre, y la acelerada pérdida de especies registrada en los últimos años.
Según el primer informe sobre la situación de la biodiversidad a nivel global, publicado a principios de mes por la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas, alrededor de un millón de especies están abocadas a desaparecer. Un declive sin precedentes sustentado por una crisis socioecológica global que solo puede enfrentarse con cambios estructurales.
La biodiversidad es también un factor fundamental para la supervivencia de tres de los principales ecosistemas de nuestro país y su adaptación al cambio climático. Mientras que una gestión forestal de los eucaliptos basada en evidencias científicas evitaría perjuicios a la biota de ríos y arroyos, aplicar medidas de conservación y manejo en dehesas y olivares permite a ganaderos y agricultores seguir sacando partido de los recursos que producen y que contribuyen a la economía rural.
Que tenga un buen (y biodiverso) día,
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Unai Pascual, bc3 - Basque Centre for Climate Change
La crisis de biodiversidad mundial que vivimos esconde una emergencia socioecológica consecuencia de un modelo de desarrollo basado en el crecimiento económico y las políticas que lo sustentan.
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Una plantación de eucaliptos en el País Vasco.
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Aitor Larrañaga Arrizabalaga, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea; Arturo Elosegi, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
La escasez y baja calidad de la hojarasca de los eucaliptos, así como la frecuencia de sus talas, afectan a las comunidades de invertebrados, hongos y peces que habitan en torrentes y grandes ríos.
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Francisco Valera Hernández, Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA - CSIC); Pedro José Rey Zamora, Universidad de Jaén
El proyecto Olivares Vivos promueve modelos de agricultura que tengan como objetivo detener la pérdida de biodiversidad a la vez que aseguran la rentabilidad del cultivo.
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Víctor Rolo Romero, Universidad de Extremadura
Una red de explotaciones de dehesas desarrolla medidas para mantener la producción de estos ecosistemas, clave para la economía rural, ante las sequías y el empobrecimiento del suelo.
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