Buenos días:

El reparto de tareas en el hogar sigue siendo una asignatura pendiente. En Europa, la tasa global de igualdad en este aspecto es 69,1 y en España 74,5, considerando el 100 como el valor ideal. En Latinoamérica, la desigualdad es aún mayor: allí las mujeres dedican diariamente tres veces más tiempo que los hombres a las tareas domésticas y los cuidados no remunerados.

Los estereotipos de género “son el origen de esas distinciones que empiezan en la primera infancia y se prolongan toda la vida”, señala la investigadora de la Universidad de La Rioja Olaya Fernández Guerrero en el artículo que da comienzo a este resumen semanal. Los roles asumidos tradicionalmente por hombres y mujeres se perpetúan y se reproducen entre las generaciones más jóvenes.

“Las chicas son más limpias”, “los hombres son menos cuidadosos con las cosas”, “las niñas son ordenadas”, “los niños son brutos” son algunas de las creencias que, erróneamente, se ven como cualidades inherentes a uno u otro sexo.

Además, en los últimos años se ha observado un aumento del antifeminismo entre los adolescentes, sobre todo de sexo masculino, “que consideran que el feminismo ha impuesto un pensamiento único”, explican Anna Sánchez-Aragón y Cilia Willem (Universitat Rovira i Virgili) en otro artículo.

Las autoras subrayan la importancia de la educación desde las primeras etapas y de transmitir los beneficios que el feminismo tiene para los chichos: les permite ser libres de expresarse como quieran, en lugar de manifestar su masculinidad de acuerdo con lo impuesto socialmente.

Afortunadamente, nuevos modelos de masculinidad y paternidad responsable empiezan a calar en la sociedad, y los hombres jóvenes ya se involucran más en los cuidados de hijos e hijas.

Para seguir reduciendo la brecha de género en las tareas domésticas y de cuidados, los dos ámbitos de actuación esenciales son la educación y el hogar, pero también las políticas públicas enfocadas a aligerar la carga doméstica femenina y aumentar la implicación masculina.

Salud,