Ruanda – 20 años adelante.
El 7 de abril del 2014, Ruanda recordará por vigésimo año el genocidio contra los tutsi que cobró también las vidas de muchos hutu quienes se opusieron a las matanzas y que mandó a cientos de miles de personas a países vecinos como refugiados.
20 años después, el pequeño país ha visto mucha reconstrucción física. Se le llama el país más limpio de África, con el número más elevado de mujeres en puestos de liderazgo, una economía de rápido crecimiento, con personas que habitan las mismas colinas – juntos, van a las mismas escuelas y a los mismos mercados. Este orden incluye a perpetradores que fueron liberados después de Gacaca (proceso judicial) y a sobrevivientes que eran mayormente vecinos.
20 años después, nuevas leyes, nuevas instituciones y nuevos símbolos demuestran una voluntad política fuerte de lograr la unidad y la reconciliación.
20 años después, aquellos que nacieron durante y después del genocidio son hombres y mujeres adultos con muchas preguntas sobre el pasado, el presente y el futuro.
20 años después, Ruanda ha conocido extraordinarios casos de arrepentimiento y de perdón, aunque todavía hay muchos en este proceso doloroso.
El tema que Ruanda ha escogido es: Recordar, Unir, Renovar. Éstos son conceptos de Isaías 61:1-3 que declaran la misión de Jesús y por extensión la misión de la iglesia.
Si recordar la tragedia de 1994 no ayuda a la iglesia en todo el mundo a asumir nuestra responsabilidad de sanar a las personas con el corazón destrozado, de hablar duramente contra las injusticias, de levantarnos en contra de la discriminación étnica, el racismo, la xenofobia y el radicalismo religioso, entonces se convierte en sólo un ejercicio debilitante para liberar enojo, amargura, culpa y desesperación.
Si este tiempo de conmemoración no nos une ni nos motiva a tomar en serio Colosenses 2:14, a buscar unidad entre diferentes denominaciones, familias y comunidades, acabamos por darle al demonio otra oportunidad de separarnos, de hacernos creer que ‘los demás’ significa ‘enemistad.’
Si este tiempo de conmemoración no nos renueva de nuestros prejuicios (Hebreos 12:15) ni marca el comienzo de nuestra identidad superior como hermanos y hermanas en la Nación Santa (1 Pedro 2:9), entonces sólo estamos esperando nuestro propio turno para manifestar la locura humana mientras ascendemos a la siguiente fase en nuestros propios conflictos locales.
Que Dios utilice este tiempo de conmemoración para recordarnos de nuestra propia responsabilidad de aprender del pasado, de encontrar la sanación en la cruz, de perdonar y de pedir perdón, y de aceptar nuestra nueva identidad en Cristo.
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Nyamutera Joseph, Director Regional/Director de Reconciliación de Mercy Ministries International Great Lakes
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