Buenos días:

En la segunda mitad del siglo XX había muy pocas personas vivas que fueran conocidas desde Tierra de Fuego hasta la península de Kamchatka, desde Nueva Zelanda hasta Groenlandia. Dos de ellas eran, quizá, Juan Pablo II y Nelson Mandela, y, entre las todavía vivas, por qué no aceptarlo, Julio Iglesias. Otra era, sin duda, Diego Armando Maradona.

“Es un ángel y se le ven las alas heridas”, cantó de él Andrés Calamaro. Sobre esas alas heridas de ángel caído escribe Fernando Arturo Muñoz Pace, de la argentina Universidad de Palermo, en el artículo que abre este repaso a algunas de las historias más destacadas de la semana en The Conversation. Maradona, recuerda, llevó una vida carcomida por la droga, llena de contradicciones y marcada por la rebeldía típica del eterno adolescente.

Y el profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha Antonio Manfredi se centra en otras facetas de Maradona, las de héroe, ídolo y líder. Ya lo decía, en su final, aquella canción de Calamaro: “Diego Armando estamos esperando que vuelvas, siempre te vamos a querer, por las alegrías que le das al pueblo, y por tu arte también”.

Salud,