Buenos días,

Si las precipitaciones siguiesen la tendencia histórica, en España debería llover todos los años entre noviembre y abril. Pero desde hace unos diez años se ha reducido el intervalo de lluvias de seis a cuatro meses, de diciembre a marzo. Y este año, particularmente, no ha llovido casi nada en ese tiempo.

No acaban ahí nuestros problemas. Como explica Antonio Ruiz de Elvira, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá, el polo norte se está calentando el doble de rápido que el resto del planeta. Y como consecuencia, avanzamos hacia una desastrosa situación de “verano” en invierno. Que se concreta en cambios muy bruscos de tiempo, de calor a frío y a la inversa, y calimas (invasiones de aire muy cálido desde África con polvo muy fino en suspensión) como la prevista para la última semana de abril.

Sin ánimo de ser pesimistas, y dado que a estas alturas no parece posible frenar el cambio climático, la solución pasa por adaptarnos a los fenómenos meteorológicos extremos. ¿Cómo? Pues almacenando agua, plantando árboles de forma masiva, desarrollando cultivos resistentes a la sequía temprana, etc. Ojalá nos pongamos cuanto antes a ello.

Salud,