Buenos días:

Encimeras, utensilios, licuadoras, abrelatas, desagües de fregadero, paños, tablas de cortar, esponjas y estropajos… Las cocinas están repletas de posibles escondites para multitud de microorganismos que pueden llegar a causar infecciones y enfermedades.

Manipular inadecuadamente los alimentos, no lavarse las manos antes de preparar la comida y las prácticas antihigiénicas contribuyen a que los patógenos campen a sus anchas. Algunos de los más comunes en este ambiente son las bacterias del género Salmonella, Escherichia coli, virus como el de la hepatitis A y parásitos como Giardia y Taenia solium.

En el artículo que abre este resumen de la semana que termina, el catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca Raúl Rivas González hace hincapié en que debemos tener especial cuidado con los estropajos. Su estructura porosa y la humedad y los restos de comida que albergan los convierten en el hábitat ideal para los microorganismos.

Para evitar que los patógenos proliferen es importante, por tanto, que los cocineros mantengan una buena higiene y cambien regularmente los estropajos. Así protegerán su salud y la de sus comensales.

Salud,