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En los últimos años, la industria de alimentos sin gluten no ha parado de crecer. Y no es tanto porque hayan aumentado los celíacos sino porque circulan demasiados bulos sobre cómo renunciar a al gluten podría ayudarnos a comer más saludable, perder peso o mejorar nuestro rendimiento deportivo.

Pero lo cierto es que, si no se padece un trastorno relacionado con el gluten, consumir alimentos sin este ingrediente no tiene influencia en la salud. Es más, incluso podría ser perjudicial si no se realiza con el correcto asesoramiento, como nos explica hoy Izaskun Martín Cabrejas, de la Universidad Complutense de Madrid. Una información preocupante teniendo en cuenta que, en países como España, tres de cada cuatro personas que se adhieren a una dieta sin gluten lo hace sin causa justificada. 

En realidad, una dieta sin gluten bien planificada no tiene por qué ser deficiente en nutrientes si se basa en alimentos no procesados como frutas, verduras, legumbres, lácteos, carnes y pescados. Sin embargo, abusar de productos manufacturados sin gluten puede alterar los niveles de colesterol o triglicéridos en la sangre, aumentar el peso de manera excesiva y elevar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, así como el síndrome metabólico. ¿Por qué? Sencillamente porque estos productos suelen contener más grasas de baja calidad y azúcares simples y menos fibra que sus versiones con gluten.

En general, adoptar dietas sin necesidad clínica "no solo es innecesario y potencialmente perjudicial, sino que también representa un sobrecoste económico y dificultades para la integración social", advierte Martín Cabrejas..

Salud,