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Hace unos días se dictaba en Michigan (EE UU) una sentencia sin precedentes: un jurado condenaba a la madre de un adolescente que mató a cuatro personas en su instituto e hirió a otros siete. La madre fue declarada culpable por homicido involuntario. ¿El argumento? Que le había comprado la pistola a su hijo.

Se trata de una sentencia sin precedentes que estira la responsabilidad penal por hechos ajenos. Pero, ¿podría ocurrir algo parecido en otros sistemas jurídicos, por ejemplo en el español?, plantea Sergio Pérez González, experto en Derecho Penal de la  Universidad de La Rioja. 

Si miramos con lupa el Código Penal encontramos dos artículos que podrían permitirnos atribuir a la madre el delito. Por un lado, el artículo 11, que prevé que se considere responsable de un delito a quien, aunque no comete los hechos prohibidos, genera un riesgo que no ataja como debería. Es lo que llamamos "comisión por omisión". Pero aunque la madre fue imprudente, de ahí a sospechar siquiera el crimen que cometería su hijo hay un salto importante.

Más adelante, el artículo 28 permite penar a quien realice el hecho por medio de otro (por ejemplo, contratando un asesino a sueldo). Que no parece el caso.

Contorsionar el Código Penal para que, ante un daño injusto, alguien, un chivo expiatorio, sea castigado, es una tentación ancestral, dice Pérez González. Sin embargo, en las sociedades democráticas debería contenerse esta tentación.

Salud,