Buenos días:

El urogallo cantábrico se considera “en peligro crítico de extinción”. Se estima que antes del siglo XX, ocupaba un territorio de unos 30 000 km² mientras que hoy está presente en menos de 1 000 km². Si bien el estado de conservación general del urogallo como especie no es malo, las poblaciones aisladas como esta enfrentan serios problemas.

La caza, tanto legal como ilegal, ha sido una de las principales causas de su declive en la cordillera Cantábrica, junto con la pérdida de masa forestal, la actividad humana, el sobrepastoreo de ungulados y el cambio climático.

Actualmente, sin embargo, muchas de estas presiones han disminuido. En las últimas décadas apenas se han cazado estas aves y la superficie forestal ha crecido en Europa desde la segunda mitad del siglo XX. Pero el urogallo sigue sin recuperarse.

En el artículo que da inicio a este resumen de la semana que despedimos, los investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) Javier Naves Cienfuegos, Eloy Revilla Sánchez y Miguel Clavero Pineda recogen los motivos que impiden el restablecimiento de la población cantábrica.

La pérdida de diversidad genética debida a la endogamia en poblaciones aisladas en declive puede afectar a su potencial reproductor o a su supervivencia y desencadenar una reducción aún mayor en el número de individuos.

Existen indicios de que el urogallo cantábrico se encuentra ya en esta “espiral de extinción”. Para que se recupere, es necesario un rescate genético, “una operación que tiene como objetivo recuperar la diversidad genética y atenuar los efectos negativos de la endogamia”, explican los autores. Pero llevar a cabo esta estrategia pasa por aceptar que las subespecies de urogallo como la cantábrica no son en realidad diferentes entre sí y que es necesario mezclarlas para poder salvarlas.

Salud,