Buenos días:

Si alguna vez ha intentado dibujar una mano, seguramente se habrá percatado de la complejidad de la tarea. Si ya es difícil pintar todos los dedos del tamaño adecuado, proporcionales e iguales en la diestra y la siniestra, imagínese si, además, quisiéramos plasmar un gesto o una emoción.

Los artistas, de hecho, “practican durante años para representar manos, no solo realistas en cuanto a su aspecto, sino también expresivas”, señala la profesora de Historia del Arte de la Universidad Internacional de La Rioja Myriam Ferreira en el artículo que da comienzo a este resumen semanal.

Dibujar esta parte de nuestra anatomía es complicado por su pequeño tamaño, su forma y la gran variedad de posiciones que puede adoptar, pero también porque las manos pueden decir mucho de nosotros y de lo que sentimos.

Por ejemplo, la mano del David de Miguel Ángel “revela su grandeza, fuerza y poder” y en el cuadro El regreso del hijo pródigo, Rembrandt representó en las manos del padre (una masculina y una femenina) el amor paterno y materno.

La autora nos aclara, además, si es cierto que Goya evitaba pintar manos y por eso cobraba más por sus retratos si debía incluirlas. En cualquier caso, todas las que el artista plasmó en sus cuadros transmiten algo: angustia, impotencia, dolor, delicadeza… Otra prueba de que las manos del arte pueden hablar como las reales, solo hay que saber escucharlas.

Salud,