Visión Nacional
(Por Craig Stewart, Director de the Warehouse)
The Warehouse (un miembro de la Red Miqueas con sede en Ciudad del Cabo, Sudáfrica) busca inspirar, equipar y conectar a la iglesia para que sea una presencia transformada y transformadora que aborde la pobreza, la injusticia y la división de una manera efectiva. Ésta es nuestra misión, misma con la que hemos luchado y que hemos refinado a lo largo del tiempo conforme hemos tratado de reflexionar sobre lo que Dios ha puesto en nuestros corazones como nuestro papel en la proclamación de las buenas nuevas de Jesús en el aquí y en el ahora.
Hace poco me abordó un amigo y me preguntó, ¿qué esperábamos en realidad de las iglesias al decir esto? ¿Cómo vemos el papel de la iglesia en el tratamiento de la pobreza, la injusticia y la división? ¿Sería a través de dirigir programas grandes de desarrollo, de sacrificar Alpha a cambio de actividades de difusión sobre la justicia, o de vivir en una comunidad empobrecida como lo hizo Jesús con nosotros?
En primer lugar creemos que la iglesia necesita trabajar de forma consciente en ser una comunidad hermenéutica, es decir una comunidad que lucha de manera activa con la historia de las escrituras, con aplicar las escrituras en términos reales al tiempo, al lugar y al contexto donde se encuentra. En Ciudad del Cabo en el 2014, esto significa aplicarlas a nuestra historia de injusticia, a nuestra creciente desigualdad y al racismo y dominio continuos que conforman nuestro panorama. Creemos en la naturaleza formativa de las escrituras y buscamos, a través de nuestros programas, encuentros y relaciones propiciar lo anterior en las iglesias con las que tratamos.
En segundo lugar necesitamos hacerlo realidad al “amar a nuestras comunidades y al servirlas con un espíritu de ánimo” (Bryant Myers). En 1 Juan 4 se nos dice que debemos amar como una expresión del amor de Dios por nosotros y que modelamos el amor de Dios al amar a otros antes de ser amados por ellos. Como iglesias deberíamos de pedirle a Dios que nos inspire a amar a nuestras comunidades bien, de forma creativa y abundante sin expectativa alguna de asistencia a la iglesia o de recompensa.
En tercer lugar las Iglesias son, o deberían ser, lugares que forman a practicantes integrales para estar presentes en cada sector y rincón de la sociedad. Deberíamos de ser una fuente de personas moldeadas por las escrituras, quienes busquen dar a conocer el amor de Dios al proclamar el Shalom de Dios en los lugares donde nos encontremos. Personas de negocios, doctor@s, maestr@s, políticos, trabajador@s de ONGs, etc. tod@s trabajando para desmantelar los sistemas establecidos que permiten o promueven la pobreza, la injusticia y la división. De manera similar la iglesia, como institución, también puede asumir su lugar como un miembro de la sociedad civil al trabajar para incrementar el acceso de las personas al poder económico y social.
Por último las Iglesias deberían ejercer un ministerio de presencia pastoral en medio de la dificultad, el dolor y la opresión. El Arzobispo Thabo Makgoba lo ha modelado durante los últimos años con Walks of Witness (Caminatas de testimonio), en las que visita zonas de desastre, de conflicto y de pobreza, y escucha, ora, habla y les declara a las personas que ellas han sido vistas y escuchadas, que no han sido olvidadas. La iglesia no debería de alejarse de estos lugares, deberíamos de estar físicamente presentes. Esta presencia pastoral nutrirá nuestra voz profética en los lugares donde levantemos nuestra voz ante quienes se reúsan a ver o a escuchar, para declarar la justicia de Dios.
¿Qué espera the Warehouse de una iglesia que responde de forma efectiva a la injusticia de la pobreza? Lesslie Newbigin dice, “Sin duda es un hecho de importancia inagotable el que lo que nuestro Señor dejó en su lugar no fue un libro ni un credo, no un sistema de pensamiento ni una regla de vida, sino una comunidad visible… Él le confió toda la labor de la salvación a esa comunidad.” Vemos a una comunidad visible de personas sostenidas y desafiadas por las escrituras, aprendiendo a amar bien a comunidades y a personas, presentes en los lugares de dolor y de sufrimiento, que hablan en nombre de aquellos cuya voz está apagada y que se desgastan por quienes viven en la pobreza. ¿Ustedes pueden ser esa iglesia?
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