Buenos días,

A pesar de tratarse de la principal causa de demencia en todo el mundo, el alzhéimer aún no tiene cura. La única forma de pararle los pies y frenar su avance es tratarlo antes de que aparezcan los síntomas severos. De ahí que el diagnóstico temprano de la enfermedad se haya convertido en una prioridad a nivel mundial. Aunque hace tiempo que existen pruebas neurológicas, neuropsicológicas, de imagen cerebral y genéticas con resultados satisfactorios, lo ideal sería detectar ese alzhéimer incipiente extrayendo una simple muestra de sangre.

No es una utopía, ni mucho menos. Como cuentan Inés Moreno y Laura Vegas, de la Universidad de Málaga, en la sangre de los enfermos de alzhéimer circulan las mismas proteínas tóxicas presentes en su cerebro. Principalmente beta amiolide y proteína tau. Pero también otras como la GFAP, un indicador inequívoco de que el cerebro está sufriendo un proceso inflamatorio crónico. O la proteína de la cadena ligera de neurofilamento (NfL), que si se detecta en sangre avisa de que el cerebro experimenta un proceso neurodegenerativo con muerte neuronal.

Estos marcadores abren las puertas a una vía de detección no invasiva, rápida y de bajo coste que supondría un antes y un después en el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer. ¿Cuánto tardará en estar disponible? Al menos diez años, afirman las expertas, aunque sospechan que su uso rutinario podría tardar algo más en implementarse.

Salud,